Es la dificultad que nos encontramos los profesionales de la jardinería, encontrar la especie idónea para cada requisito decorativo, que muchas veces es cambiante y está supeditado a detalles climáticos que no podemos detectar en todas sus variantes.

Incluso tener en cuenta que dentro de una misma especie cada individuo puede comportarse de forma diferenciada y no como esperábamos, es para mí lo más complicado de este trabajo.

De ahí que para asegurarme de la satisfacción del cliente deba estar al tanto de la evolución del proyecto hasta 6 meses después de realizado.

Es claro que existen especies vegetales adaptables a cada situación que se nos pueda ofrecer en interiores y exteriores, más-menos luz, más-menos humedad, más-menos riegos, más-menos temperatura, más-menos vientos.... todas las variables deben tenerse en cuenta.

Incluso en el caso de fallar en mis predicciones soy lo suficientemente humilde para seguir apostando por especies naturales, nada de especies artificiales que inundan nuestros espacios decorativos. Pensar que no es fallo de la Naturaleza sino de mis cálculos bioclimáticos, mi apuesta es seguir estudiando variables y afinando en mis desiciones. 

Lo más importante, tener clientes que vean los espacios decorativos con planta natural una apuesta a medio y largo plazo... las prisas y la impaciencia nunca van de la mano de la Naturaleza.